En el siguiente informativo encontrarás contenido sobre las hormigas gigantes y cómo forman parte de la gastronomía guatemalteca.
Mayor es considerado en muchos países de este hemisferio como el mes de las flores o la lluvia. Sin embargo, en Guatemala es el del disfrute de uno de los platos más exóticos que distinguen al patrimonio culinario de la nación desde tiempos inmemoriales: el elaborado con hormigas gigantes asadas y con limón.
A pesar de los cambios climáticos asociados al calentamiento global, provocado por la incidencia demoledora de los seres humanos, las llamadas Zompopos de mayo todavía llegan a una que otra mesa por esta época en algunas regiones del interior del país.
La abuela Obdulia Santa Cruz, vecina cercana de San Juan Sacatepéquez, municipio del departamento central de Guatemala, cuenta que estas hormigas color café y de abdomen redondo ahora son más proclives a multiplicarse en el mes de junio y julio, pero en épocas primigenias abundaban desde los primeros aguaceros del mes precedente.
Por lo general, estas son perseguidas y capturadas a ras del suelo, para servirlas con tortillas de maíz y guacamole, salsa preparada a base de aguacate o palta, chile verde y tomate o chiltoma, después de asarse en un comal de barro o de metal, con limón, o aderezadas con mantequilla y sal.
Pero las Zompopos de mayo también pueden adquirirse en mercados locales, donde son exhibidas a los potenciales compradores en canastas elaboradoras a partir de fibras vegetales de las cuales parecieran imposibilitadas de escapar.
Para gustos, colores, y en torno a este plato las opiniones difieren. Mientras algunas personas se niegan a probarlo, por consideraciones ecologistas o signados por obsesiones culturales diferentes, aquellos que optan por degustar esta delicadeza aseguran que le recuerda al maní o cacahuete tostado o a chicharrones de cerdo molido.
Una de las primeras alusiones a las Zompopos de mayo aparece en la Historia natural del reino de Guatemala, escrita por Francisco Ximénez. En esa obra, el fraile dominico español habla de unas hormigas con cabeza grande y unas tenazuelas afiladas, de punta corva y cruzadas como tijeras, que parecen de acero; pero también las describe con alas y dadas a preservarse en su hormiguero hasta que las primeras aguas de mayo las impulsar a volar.
Desde entonces, sugiere, “los indios, y otras personas que las comen tostadas, dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad… y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender”.