La pérdida progresiva de nuevos empleos es una constante en Guatemala, donde sólo en los últimos cinco años estos disminuyeron en cerca de 60 mil por la falta de recursos humanos con alto dominio del idioma inglés y otros aspectos que apuntan a un resquebrajamiento de los niveles educativos.
La falta de mano de obra calificada es una brecha que se amplía, en la misma medida en la cual muchas empresas mueven sus crecimientos hacia otros países como Honduras, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, México, República Dominicana, Colombia, Filipinas, Estados Unidos, India y Jamaica.
El casi nulo dominio de procesos tecnológicos básicos, el desconocimiento sobre finanzas y programación, así como las limitades habilidades blandas (liderazgo, proactividad, trabajo en equipo, resiliencia, empatía, actitud positiva, inteligencia emocional, capacidad de recibir y dar respuestas, solución de problemas y conflictos, entre otras) obran en detrimento de las inversiones extranjeras y del progreso de los jóvenes en el ámbito laboral.
Esto también impulsa la desesperanza en el futuro de la nación, que cada año ve marchar a cientos de personas en edades productivas que, si bien la mayoría luego contribuye con remesas al bienestar de las familias y a la oxigenación de la economía, rompen el ciclo natural de reproducción de la mano de obra requerida.
Apenas cinco días después de iniciado el 2023, llegaron al país tres vuelos con un total de 255 guatemaltecos retornados desde Estados Unidos, que se sumaron a más de 40 mil 713 regresados de manera forzada durante 2022. Y estas cifras tienden al incremento también.
Miles de guatemaltecas y guatemaltecos migran cada año de forma irregular a Estados Unidos para escapar de la pobreza y el Ministerio de Relaciones Exteriores calcula que cerca de 2,7 millones residen en ese país, aunque apenas 400 mil poseen documentos para trabajar. En consecuencia, las remesas ya superan los 16 mil 400 millones, según el Banco de Guatemala (Banguat).
Contrario a lo que puede suponerse, la llegada de tan enormes sumas de dinero no es del todo favorable para la economía, por cuanto esas transferencias reducen la oferta de trabajo de las mujeres y de los hombres al mismo tiempo que fomentan una cultura de dependencia.
Es importante analizar que las remesas muchas veces obren en sentido inverso a lo esperado y también compromete el futuro del país, cada vez más en riesgo de perder la fuerza laboral que necesita para impulsar nuevos caminos de progreso.
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Fuente:
Cuéntanos.org Impacto de remesas