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Hablemos del Suicidio infantil

El suicidio infantil es un tema delicado que muchas veces es difícil de diagnosticar. La incidencia del suicidio infantil parece, sin embargo, haber aumentado en los últimos años.

Un niño o adolescente suicida es un menor de edad que planea o intenta acabar con su vida.

El término “suicidio infantil” designa el acto por el cual un niño provoca su propia muerte de manera voluntaria. En la mayoría de los casos, esto no significa simplemente un deseo de morir, sino que aparece como el último recurso para escapar de un gran sufrimiento o de una situación para la cual el niño no encuentra salida.

Un intento de suicidio es definido como un acto –no exitoso- a través del cual el niño expresa un deseo de lastimarse, poniéndose en peligro, con la intención de provocar su propia muerte.

Los intentos de suicidio no son siempre intentos fallidos, muchos son considerados como un intento desesperado de llamar la atención hacia los problemas o sentimientos de maltrato que el niño experimenta.

Causas de suicidio en menores de edad: El fin de la infancia y el comienzo de la adolescencia suelen ser períodos difíciles que presentan múltiples desafíos, tales como cambios hormonales, mayores responsabilidades escolares o laborales o relaciones personales turbulentas, entre otros, lo cual puede llevar a tener pensamientos negativos.

Un hecho significativo, tal como la pérdida de un ser querido, divorcio de los padres, mudanzas, agresiones, etc., puedan empujar a un niño a suicidarse, estos suelen ser un detonante. Es preferible estar alerta al comportamiento inusual que se puede presentar.

Factores personales Los factores más frecuentemente señalados son psicológicos (depresión, ansiedad, personalidad anti-social…) y comportamentales (agresividad, abuso de alcohol o drogas).

Factores familiares El entorno familiar también juega un importante papel si no logra brindar al niño una atmósfera suficientemente segura durante todo su crecimiento. El abandono, la negligencia, el abuso o la pérdida de parámetros culturales (como en el caso de una reubicación forzada) y la falta de proyectos de futuro, pueden fomentar tendencias suicidas. En general, el aislamiento social o afectivo es una importante causa de suicidio.

Otros factores También deben ser considerados otros factores que acontecen algunas veces o que son específicos de un país en particular, como la ciber-dependencia (adicción a videojuegos o internet), acoso en el colegio o violencia debido a la orientación sexual o por pertenecer a una minoría.

Por ejemplo, en Japón, donde las autoridades no han logrado controlar este fenómeno, el maltrato y el acoso escolar fueron responsables por 14 de los 40 suicidios que fueron reportados entre 1999 y 2005.

El caso de las minorías La tasa de suicidio entre jóvenes en la comunidad india de Brasil, y de aborígenes en Australia, por ejemplo, es cuatro veces más alta que la tasa nacional de suicidios de esos países debido a la violencia física y psicológica, así como a la discriminación social.

Los miembros del personal educativo deberían ser entrenados para detectar signos de alarma y responder ante ellos. Aquellos padres que sospechan que su hijo tiene pensamientos suicidas pueden buscar apoyo psicológico de manera gratuita para que les den apoyo.

Si los síntomas revelan una situación seria, es importante que el niño sea asesorado por un médico para determinar si sufre problemas mentales o comportamentales. Esto debería derivar en un tratamiento adecuado: tratamiento psicológico o psiquiátrico, prescripción de medicación y, de ser necesario, internación hospitalaria.

Pasos a seguir Lo más importante es la atención de los miembros de la familia y del personal educativo , quienes deben apoyar al niño y no descuidar o desacreditar sus sentimientos y problemas, especialmente si está atravesando un período estresante o cambios profundos en su vida. Debe hacerse un esfuerzo por eliminar gradualmente los pensamientos suicidas o comportamientos destructivos.